Como les conté el domingo, Mauricio Funes se fue de gira a Alemania y a Bélgica a hacer acercamientos con la socialdemocracia y con la sección de la UE en asuntos de cooperación.
Según varias fuentes noticiosas Mauricio expuso que el Fmln no debe confundirse con una izquierda retrógrada ni con modelos populistas de otras izquierdas como algunos detractores han catalogado a las del cono sur y aseguró que es una izquierda moderna, moderada, sensata y convencida de impulsar en El Salvador un modelo propio que responda a las necesidades específicas y a las coyunturas regionales.
Yo no creo que exista algo raro en esas declaraciones, el partido ha dado muestras de esos cambios, pero también sigue mostrando sus debilidades de terquedad histórica y ésa es precisamente mi preocupación y el porqué del título de esta entrada.
Cualquiera podría decir «Hey! lo que dijo Mauricio es casi una definición de lo que es la socialdemocracia» y estaría en lo correcto. El problema es que cuando los intereses mediáticos del oscurantismo difunden la noticia lo hacen de manera perversa diciendo que Mauricio dijo que «El Fmln es un partido encaminado a la socialdemocracia» y esto cuaja una chirria en los dirigentes de la cúpula o de la comisión política de los rojillos (ensimismados en sus definiciones ideológicas) de modo tal que dejan ir el machetazo limpio pensando con el hígado y no con la cabeza.
Lo anterior le da espacio – y se la pone de pecho- a la derecha para que aprovechen – y lo hacen magistralmente- ese material político para demostrarle al electorado lo lleno de dinosaurios que está todavía el Fmln y cualquier cambio al interior de sus filas es paja barata. Al final, la gente lo termina creyendo.
Por eso quiero adelantar lo que pienso:
Desde el día en que supe que Salvador Sánchez Cerén acompañaría en la fórmula a Mauricio supe también que el riesgo de perder existía. Y es porque Salvador Sánchez Cerén recuerda el pasado guerrillero que nadie quiere recordar, huele a muerte y huele a pólvora, es rojo rojillo de hueso colorado, apareció varias veces con el verde oliva del uniforme de fatiga portando armas de guerra.
Yo no tengo ningún problema con eso, comprendo que fueron circunstancias propias de aquella época, pero ése soy yo, Rafael Monge, el que comprende eso y no lo juzgo mal. En cambio, la masa electoral no lo entiende así, la masa es un ente vivo y desprotegido vulnerable a las campañas de la derecha, pero pueden más las ambiciones personales que las causas de muchos que quieren un mejor país.
El Fmln y su candidato no pueden estarse desvirtuando el uno al otro en declaraciones separadas ni comunicarse a través de los medios, ese sería un error fatal. Cuidado con eso.
Mauricio Funes debe encontrar un camino de reconciliación con un proyecto de país que se convierta en el espíritu central de su campaña desde donde pueda enviar un mensaje de conjunto, de cercanía y sobre todo, de esperanza.
Esas manifestaciones de andar haciendo desvergue y empañoletados deben quedar en el pasado, allá donde corresponden.
El candidato debe mostrarse cercano al pueblo, hacer recurso del lenguaje popular y ser más desenfadado en su expresión, Mauricio debe sonreír y sonreír mucho, somos un pueblo que ha necesitado sonreír desde la época de la colonia para no morirnos de tristeza ni de lo jodidos que estamos .
De poco o nada sirve que la población más educada sea su bastión electoral, si las ciudades grandes son poquitas y Arena suma de puchito en puchito en el interior del país con la gente menos capacitada.
Finalmente, si el Fmln no gana las elecciones del 2009 va a ser porque la coordinación de campaña no funcionó o porque de un día para otro se quedaron sin candidato por falta de entendimiento. Depende enteramente de ellos.
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