Tanto en El Diario de Hoy como en La Prensa Gráfica de este día viernes aparecen publicadas dos columnas editoriales extraordinariamente patéticas. La primera corresponde a una escrita por Manuel Enrique Hinds – ex ministro de hacienda- titulada Las turbas y el cambio y, la segunda, a una escrita por el ultraderechista Luis Gómez Zárate que desde el título ya se sienten las náuseas, lo ha llamado Ignorar el pasado: una aberración.
El esfuerzo satelital que hacen ciertas personas distinguidas y reconocidas que colaboran en estos desmedios de comunicación no tienen mérito alguno, al contrario, es reprochable el evidente interés que hay de atacar a su oposición política e ideológica indiferentemente si son de derecha o izquierda aunque es una estrategia – según ellos- más pronunciada en los tinteros de la derecha.
Estoy harto de esa mierda de que El Salvador será una especie de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Estoy harto de tanto ataque cerote entre políticos y las malas maneras que tienen para tratarse.
Estamos, lamentablemente, viviendo el resultado de nuestra propia indiferencia: El Salvador es un país que tras el conflicto armado no hemos encontrado hasta hoy la unidad ni el perdón, por un lado tuvimos – todavía- a una sociedad civil sin más visión que el día a día, políticos irresponsables, instituciones en etapa experimental, una estructura empresarial en recomposición, medios lacayo-amarillistas-oportunistas y por otro lado, la desintegración familiar que ha ido socavando los hogares estimulando la pérdida de valores que han degenerado en violencia, pobreza, miseria e ignorancia… y aun así nos preguntamos por qué o cómo pasó.
A mi me pela la verga lo que haya hecho alguien en su pasado, hay que estudiar las condiciones de aquel entonces. Ahora, si alguien ha incurrido en el cometimiento de delitos o ilícitos, y estos no han prescrito, entonces que se le juzgue como lo establece la ley para que se deduzcan responsabilidades, allí no hay dónde perserse. Si a eso alguien lo llama persecusión está muy equivocado, se llama justicia.
El que ha pecado contra la Patria y contra el Pueblo, que sea juzgado porque eso es algo demasiado grave, severamente grave, gravísimo.
Dejemos las ridiculeces, pongámonos a trabajar ya. Puros bichos peleando por chibolas.

