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Sobre homosexualidad y el matrimonio gay en El Salvador

Este va a ser un post breve. Yo respeto las preferencias sexuales que alguien pueda tener a la hora de considerar a su pareja y con esto quiero decir que no soy homofóbico, quiero que quede bien clarito antes de lo que voy a decir. He tenido amigas lesbianas, de hecho, hace muchos años una o dos veces fui con ella a una discoteca gay alli por la alameda Juan Pablo II. Puedo hablar con culeros y no me ofendo siempre y cuando me respeten mi metro cuadrado y no me jodan la vida. Creo que los y las homosexuales viven en su mundo, inmersos muy dentro de su burbuja y así son felices o desgraciados, igual que nosotros.

En fin, creo que hay que ser tolerantes ante la diversidad, ante lo torcido que se volvió el mundo o mejor dicho, ante lo tan abiertamente retorcido que se volvió, en lo chueco, en lo pop, en lo fashion, en lo emo, en lo que sea que se haya convertido. Pero voy a saber decirles una cosa:

A mi me vale verga la moral, talvez no del todo pero sí, me pela. Ahora, sí creo en los valores, en la familia y en la naturaleza, creo en la unión de un hombre y una mujer, en la procreación y en la crianza de los hijos. Así que no me vengan con esas pretensiones nefastas de legitimar en la ley la unión y convivencia de sus naturalezas aberrantes y distraídas bajo la figura del matrimonio.

Si por principio natural, en génesis, no pueden procrear entre ellos (una pareja de hombres o una pareja de mujeres) y por lo tanto tener descendencia hasta el final de los tiempos (puta, que bíblico se oye eso) creo que aunque puedan vivir y convivir juntos bajo el mismo techo en la práctica, pensar en otorgar el privilegio matrimonial que dicta la ley a estas personas es simple y completamente inadmisible desde mi punto de vista. No creo que eso sea tener una «mente cerrada».

No quiero ni imaginarme que un «matrimonio gay» – con los beneficios de la ley- puedan adoptar un niño. Cómo va a crecer este niño si va a estar en un ambiente sexualmente antinatural, va andar queriendo besarle el piquito al vecinito, al compañerito, al primito, etc.

Ellos dicen:

No sé qué más pendejadas dicen pero yo no estoy de acuerdo en que se puedan unir en matrimonio (legalmente) dos personas del mismo sexo.

Por mi que vivan bajo el reproche social de sus actos y de su naturaleza enferma, incompleta y pecaminosa.

Señores diputados, por favor, no vayan a aprobar esa mierda.

-. He dicho.

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