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Libro del mes pasado

Papillon
Henri Charrière

Mi viejo ejemplar de este libro estuvo en las manos de René Pineda y del Amigacho después que yo lo leí. Es uno de los libros que más recomiendo, de hecho, una vez se lo comenté a mi amigo Angel Dinarte y a los meses lo compró en Editoriales La Ceiba de Metrocentro, me acuerdo que al salir de la librería fuimos a comernos una hamburguesa allí en el área de Food Court y nos pusimos a hablar paja sobre lo que sería estar recluído en una cárcel.

La historia de Papillon – mariposa en francés- es una historia autobiográfica en la que Henri Charrière nos comparte cómo fue su vida en el cruel presidio francés del siglo XX. Hay quienes dudan de la veracidad de algunas de las cosas que cuenta Charrière en el libro, pero para mi, sean ciertas o no, no se puede negar que están muy bien descritas y narradas, tanto así que uno puede imaginarse lo sobradamente inhumanos que eran los franceses para con los «indeseables».

Papillon (Henri Charrière) asegura que es inocente, inocente el la calificación de la gravedad del delito por el que se le condenó, sostiene que cometió un delito menor y que no debía ser enviado al presidio en la Guayana Francesa – que era el dominio de ultramar donde los franceses depuraban su escoria-.

De cualquier modo, para bien o para mal, estaba allí en ese lugar junto con otros desgraciados, condenados a trabajos forzados sufriendo aquel infierno.

Muchas cosas que dice «Papi» me hacen sentirme identificado, en otras siento pena por él y en las demás me da una cólera inmensa.

Los viajes astrales que realiza desde su celda me maravillaron, también esos poderosos sentimientos de odio – semos malos-, sus rencores y ese afán incansable de volver a ser libre que lo mantenía en estado constante de planes de fuga.

Castigado en solitario Papillon hace gala de su talento para transformar sus experiencias en letras de una manera tan formidable que a medida se va leyendo uno se transporta inmediatamente a ese calabozo oscuro, hediondo, húmedo y putrefacto, hasta se pueden sentir la ira, las lágrimas y esa desesperanza de estar muerto en vida.

Estando en las celdas de castigo es donde ocurren algunos de mis pasajes favoritos como cuando dice:

En tres años solo abrieron dos veces la puerta: cuando me introdujeron y cuando me sacaron para ir a la enfermería.

El sentido de propósito que le da a su miserable vida es sorprendente, inclaudicable, luchador hasta las últimas consecuencias. Papillon escuchó a otros reos suicidarse, víctimas de su propia desesperación y hace una reflexión maravillosa:

Suicidarse estando en el presidio es la mayor cobardía que puede existir. Yo preferiría morir por el mosquetón de un celador en un intento de fuga porque por lo menos así moriría buscando mi libertad.

Sin duda, cuando «Papi» está en una balsa a la deriva con los ojos purulentos y con insolación es la parte que más me quebró.

Si lo leen no se van a arrepentir. Léanlo y después me cuentan.

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