Un día de estos y frustrado por mi problema con Tigo decidí desestresarme y me largué a la montaña con mi media naranja. Salimos sin saber exactamente a dónde ir y en plena carretera propuse ir a La Palma en Chalatenango – famoso pueblo por tus artesanías de madera- lugar que me gusta mucho pero que hacía años que no iba. Mi amada aceptó encantada y nos pusimos en marcha con rumbo norte sobre la prolongación del Boulevard Constitución siguiendo el camino a Apopa para incorporarnos a la Troncal del Norte.
Ibamos escuchando el CD de Joaquín Santos y platicando sobre muchas cosas (yo definitivamente nunca me aburro con mi novia, siempre tenemos cosas de qué hablar) y luego de aproximadamente hora y media de viaje llegamos a La Palma y comenzamos a buscar un hotel donde quedarnos pero no encontramos muchas opciones según la idea de clima de montaña que llevábamos porque estaba un poco caluroso en el pueblo y fuimos a buscar opciones a otro pueblo cercano que se llama San Ignacio pero antes almorzamos en el Pollo Campero de La Palma, diminuto restaurante pero acogedor.
En San Ignacio preguntamos en las Cabañas Prashanti y en el Hotel Entre Pinos que están muy bonitos pero por lo que cuesta una noche alli mejor nos quedábamos en un hotel arriba en El Pital. Emprendimos el ascenso y llegamos .
Alli a 2,300 msnm está el Hotel El Pital Highland en un bosque de pinos y araucarias con todo tipo de flores, algo impresionante en un clima totalmente diferente al que estoy acostumbrado. Me acordé de aquella vez que fui a la Finca El Portzuelo. Al nomás entrar al hotel nos disponíamos a preguntar los precios de alojamiento cuando de repente vi algo que me resultó familiar:
Sí, eran las macetas con botas que mi amiga Cynthia inmortalizó en una fotografía que luego yo publiqué en este blog.
Nos atendieron muy bien y nos ofrecieron una tarifa de paquete que no podíamos rechazar que incluía cena y desayuno.
Nos quedamos en una habitación sencilla con agua caliente, muy cómoda, con ropa de cama adecuada para el clima, y unos detalles muy agradables. Que bonito está ese lugar en serio.
En lo que estaba la comida nos pusimos a apreciar el lugar que está adornado con cosas rústicas, mucha madera, cosas hechas en hierro forjado, planchas antiguas de carbón, etc.
Aquí está la cena (pechuga de pollo a las brasas, vegetales al vapor, papa horneada gratinada con deliciosos quesos, tortillas, chirimol y un fresco de mora exquisito):
Aquí está el desayuno (frijolitos refritos, huevo ranchero, cuajada, brownie, tortilla mexicana y tortilla tostada acompañada de un café expreso caliente):
Hice un gran esfuerzo por dejar mi computadora en la casa pero no sufrí tanto porque podia conectarme con mi Blackberry en modalidad prepago ya que la cobertura Digicel llegaba sin problemas.
Fuimos hasta la zona de acampada que está como a una hora desde el hotel, aquí les pongo un videito:
Estar allá arriba es como estar en el cielo acariciando las nubes:
Los árboles son como en El Paraíso:
Luego caminamos como 10 minutos para llegar al mojón pero antes pasamos por otra zona de acampada:
Aquí está el famoso mojón que es el punto geodésico que determina la altura y a su vez, sirve para marcar el borde territorial entre Honduras y El Salvador que está demás decir que a escasos 3 metros hay una antena que según el guía nos dijo le pertenece al Hermano Toby y que está cuidada como por 7 chuchos rottweiler bien bravos:
La bajada fue algo que no creo poder olvidar en mucho tiempo, me creí el hombre mono jajaja…
Vean el termómetro ambiental en la habitación del hotel, marca 12 °C en el exterior y 14 °C en el interior:
Cuando te lavás las manos en el lavabo a los pocos segundos sentís que no sentís nada jajaja…
Se los recomiendo de verdad, yo volveré a ir si Dios me lo permite: quiero ir a acampar y también quiero pasar la noche en una cabaña con chimenea.
Si hay voluntari@s extremos apúntense.
Gracias mi amor por compartir conmigo estas aventuras, no sabés cuánto me gusta eso de vos. Fue un muy buen regalo de cumpleaños.