Este día es el comienzo del primer día del resto de mi vida. Actualmente me encuentro realizando una reingeniería completa, una implementación de la filosofía de calidad total, un rotundo «Kaizen» en mi mismo.
Necesito hacer cambios shafikistas (radicales) de inmediato si no quiero que se me hunda el barco éste en el que me conduzco. Soy mi propio timonel.
Hay que tomar decisiones y tomarlas al instante, actuar de tajo impulsado por el temple de mi voluntad, de mi carácter y de todo lo que soy.
He pasado todo el puto día pensando en cómo edificarme, en cómo convertirme en mi propia marca registrada, en cómo volverme en ese tesoro invaluable a conservar por mi propio cariño, en de qué manera puedo ser la catedral de mi propia fe.
Hoy sí, me vale verga valerle verga a la gente, ando demasiado ensimismado como para prestarle atención a cosas insustanciales. Me siento superpaloma, reconfortado, un tanto desahogado de todas las malas mierdas que me pasan.
Me acabo de acordar de aquel episodio de The Twilight Zone que tanto me impactó cuando lo vi por primera vez The self-improvement of Salvadore Ross.
Voy a salir adelante. Cuésteme lo que me cueste.