Noche entre amistad y recuerdos

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Ayer en la tarde estaba aburrido cuando rmayorga indicó que se iba para El Arpa Irlandés y que podía patrocinarse un par de heladas. Agarré mi laptop IBM Thinkpad, salí de mi casa llevándola bajo el brazo y me fui a la parada de buses, allí esperé una 30-A, la abordé y me bajé en la San Luis. Caminé como 30 metros, entré al bar y allí estaba el cabrón sentado con su laptop (que está en venta).

Me senté a acompañarle en su mesa y nos pusimos a platicar, básicamente quería que me ayudara a ver por qué con el nuevo kernel 2.6.26 mi tarjeta inalámbrica no funcionaba. Allí me explicó que tenía que actualizar unas librerías para volver a generar el módulo y… bla bla bla… hizo funcionar la susodicha tarjeta.

Mientras se descargaban e instalaban las actualizaciones necesarias (tardó como 40 minutos), mi amigo pidió una salchicha polaca con papas fritas y nos pusimos a placticar. Platicamos sobre la experiencia de los momentos de abundancia y los de calamidad, de cuando hay y de cuando falta dinero, me contó de sus viajes a Nueva York, Cuba y Argentina. Me contó la historia de unos mochileros que conoció en Livingston que les echaron la mano dándoles donde alojarse a él y a su compañero después de ser embaucados en el caribe chapín por pseudohoteleros, expresó su agradecimiento para con esos mochileros a quienes por esas inexplicables circunstancias de la vida algún tiempo después se los encontró casualmente en la calle en un bar frente a su casa en San Salvador, me contó que los alojó una cuantas semanas y al final le dejaron las mochilas y que casi dos años después volvieron a por ellas.

Luego mi amigo Raúl me llamó y le di las coordenadas de mi locación donde minutos después nos acompañó a departir. El amigo Camello llegó también diciendo que le había tocado vergueado por la manejada desde Comayagua, pidió una Pilsener y una salchicha polaca con papas fritas. Nos comentó que hay trabajo para dos años todavía en tierras catrachas.

El Churro se puso a piliar con el Camello en su computadora y yo con la mía me puse a jugar ajedrez de a 5 minutos porque mi máquina tenía algunos procesos corriendo y la conexión iba un poco lenta, además, estaba ya algo mareadito y necesitaba tiempo. En ajedrez, 5 minutos para mi es una eternidad. Jugué unas cuantas eternidades y luego nos pusimos a platicar con Raúl que moría de la risa porque en la ventana del chat yo me burlaba de mi oponente diciéndole que estaba en un bar ya algo borracho.

El Churro y el Camello estaban allí viendo si armaban viaje para no sé donde putas revisando y cotizando precios de boletos de avión. Al rato desistieron y decidieron mejor ir a joder más cerca pero pasar jodiendo como reyes. Al final les pregunté para dónde iban y el Churro me contestó seriamente ¿Te subís al carro?… jajaja… ya veremos si les hago barra en ese trip.

Luego nos despedimos y me los volví a encontrar en la Taquería Los Potrillos frente al Centro Comercial San Luis donde el geek más paloma en linux que conozco me prestó para comprar una torta.

Nos fuimos con Raúl a Conchas Zoilitas #2 pero ya estaba cerrado. Regresamos a El Arpa Irlandés y me encontré a Edwin chupando con un su chero. Allí nos pusimos a platicar de cómo han ido las cosas, platicamos del amigo Rodolfo Chavarría y nos acordamos de El Comanche, por cierto, en ese post mencioné a Edwin.

En otra mesa estaba Juan Armando, mi amigo de infancia en la Escuela San Alfonso y también estaba Dubón. Llevaba algún tiempo sin verlos, pudimos platicar un rato y cagarnos de la risa acordándonos de nuestras pendejas de hace muchísimos años: sus zapatos Nike, su peritonitis del tercer grado, la sacapunta verde de Alex Amaya, la «lambida» de sal de Cruz Cruz, etc. A Juan Armando me lo encontré una vez en Sanzíbar en la Zona Rosa, me dijo esa vez que andaba de novio con una prima mía, menuda sorpresa… jajaja… También saludé a su papá en esa oportunidad.

Nos fuimos de alli con Raúl y jalamos para Búhos – el bar del Peluca- y ya no tenían birrias pero me encontré a René Serrano mejor conocido en mi infancia como «René grande» y compartió parte de su cheve conmigo en un vasito plástico y le dio una Golden Light a Raúl. La última vez que lo había visto fue en la Campus Party. Platicamos holgadamente sobre muchas cosas de los años ochenta y los noventa: Abel, Willito, Rolando, Roberto el hijo de la niña Chepita, la Doris, la niña Amparo, la pilladera del pick up de Don Guayo, de Renecito, la Susana, el Will, Dany, Melvin, la Laurita, Karina, la niña Enmita, etc. Ahhh… también vi a Pintín!… tiempos aquellos en los que jugaba béisbol en el mini estadio de la Zacamil.

Saliendo de Búhos vi a Natalia y la saludé, me acordé de aquella vez hace algún tiempo – cuando mi mamá también andaba de viaje por estas fechas- de cuando perdió parte de mi afecto. Fue curioso, temprano había recordado ese capítulo en mi plática con rmayorga.

Que noche más llena de recuerdos.

Gracias a tod@s.

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